Un país forjado en sangre es un país ensangrentado. Para iniciar el proceso constituyente de la república independiente y democrática de nuestro futuro, habría que empezar por establecer las normas inviolables e igualitarias que regirán nuestras instituciones.
La primera y por ello más importante es la erradicación de la violencia. Sobre todo la violencia como medio de imponer ideas, opiniones o políticas. La violencia no se entenderá per se como violencia física, que también, sino como cualquier forma de coacción que coarte la libertad del individuo. Si bien se debe establecer la erradicación de la violencia física, también hay que erradicar la violencia estructural que puede ejercer determinados sectores de la sociedad, donde los más imponen sus ideas bajo la coacción que ejerce el miedo sobre los menos. Esta sociedad valorará todas las opiniones, puesto que se buscará el desarrollo de las personas como seres inteligentes y no como mano de obra.
La segunda norma, es la prohibición de la economización de los derechos y necesidades básicas para el desarrollo de una vida humana digna y justa, para ello el estado se verá en la necesidad de proveer tanto de elementos tangibles como casa, comida y ropa, como de elementos intangibles, como la educación y la cultura. Estos elementos deberán de ser proporcionados independientemente de los ingresos del individuo. La personas deberán de colaborar por el bien común como transición hacia un mundo mejor repartido y mejor preparado para el desarrollo personal.
La tercera norma será la colaboración entre países. Nuestra república no podrá sostenerse bajo las desgracias del resto. Esta norma es fundamental para el establecimiento del principio de nuestro desarrollo moral y ético. Cualquier avance conseguido gracias al sufrimiento de otras personas deja de ser un avance.
El cuarto y en relación con el tercero la evolución a costa de al salud del planeta deberá ser considerado un retroceso. Por eso el decrecimiento no debiera ser visto como un proceso de involución, sino como el establecimiento de unos máximos en términos de producción, basados en la sostenibilidad y rentabilidad ecológica. Con ello se establecerán las bases de un verdadero progreso y no la falacia actual basada en la destrucción del planeta en pro de una evolución tecnológica sin sentido y con fines económicos.
Tras una revolución empieza un nuevo mundo |
Entiendo que los derechos conseguidos por generaciones anteriores deben de mantenerse y evolucionar, sin perderse. Por ello todos los principios redactados deberán de reescribirse, puesto que un proceso constituyente debe de ir acompañado por la aceptación de la sociedad como verdadero poseedor de la soberanía popular. Las juventudes pasadas lucharon para avanzar,
nosotros debemos de abrir un nuevo proceso de reflexión y desacomodarnos como jóvenes de este nuevo mundo abierto. El cambio está cerca colaboremos. "L´union fait la force"