sábado, 30 de marzo de 2013

¿Será el inicio de la III Guerra Mundial?


“La perspectiva de las relaciones entre el Norte y el Sur se adentran en un estado de guerra. Todos los problemas a nivel de Estado que surjan entre el Norte y el Sur serán abordados con un planteamiento de guerra y no de paz en la península de Corea” señala en un comunicado especial el gobierno Norcoreano.  La guerra parece ser inminente. Además Estados Unidos está deseando gastar munición y se toma en serio el anunció del “estado de guerra” de Pionjang.  Lo que significa que EE.UU. ha igualado la apuesta de Kim Jong Un, a la espera de la siguiente carta. El joven inexperto, apoyado por un pueblo que le otorga la sensación de ser un semi-dios, y la prepotencia suficiente como para caer en las estratagemas del viejo zorro americano, es el pardillo perfecto. 

Un país con un solo cerebro.
Esto es lo que ayer decía el joven Kim,  Estados Unidos "debe tener claro que en la era del comandante general Kim Jong Un, el más grande de los comandantes, todo es distinto del pasado". Además no solo parece estar muy loco, actúa como tal. Pero eso le añade un puntillo de psico que te dice que si se pega será hasta el final. Tiene pinta de ser un Kamikaze, y su pueblo es tan Kamikaze como quiera su líder. Esto es lo que yo he entendido de este comunicado, Corea del Norte está preparada para ir donde vaya su Kim Jong Un.  

Por otro lado está  Estados Unidos que está jugando al póker. La semana pasada lanzó calderilla para que su oponente picase, sus bombarderos estratégicos B-52, capaces de almacenar bombas nucleares, sobrevolaron la península coreana para tentar a Kim hacer su all-in. El joven Kim lo considero una "provocación intolerable". Y parece que hoy ha hecho un “Re-raise” apostando el 50 por ciento de sus fichas con el comunicado de Estado de Guerra. Puede que se esté pegando un farol, lo que significaría que no tiene bombas nucleares y por consiguiente que no va atacar. O puede que sí que las tenga y si Estados Unidos vuelve a subir, atacará.

Le toca jugar a Estados Unidos, de momento lo ha visto. Pero tiene que tener en cuenta que un jugador loco es impredecible. Que el resto de jugadores aún no se ha tirado, entre los que destacan China y Rusia que están esperando a ver a cuánto asciende el bote, y por último el resto del mundo que le está mirando. Por eso, aunque tiene muchas ganas de echar a Kim de la mesa, está esperando que sea él el que eche su all-in, para obtener el respaldo mundial y quedar como un héroe, que ahora mismo es lo único que se juega Estados Unidos.  Atacar en defensa propia para ser visto como el libertador del planeta que nos salvó de la III Guerra Mundial. Sabe que atacar primero podría molestar al resto de jugadores porque no es la primera vez que lo hace.

Y ahora toca analizar la partida. Por un lado habría que saber las ganas que le tienen China y Rusia a Estados Unidos. A Rusia le tira más los comunistas que los Yankis, pero está demasiado lejos, si se mete será más adelante. China puede plantearse la hegemonía mundial y los ciberataques, no son muy relevantes, pero muestran que hay tensión. Además ha estado luchando con Japón, aliado de EE.UU. por los mares del Sur. Si se mete China está Irán, que es del estilo de Kim, locos y kamikazes. Sin embargo creo que China no tiene más de una pareja de ochos, lo que supone que no se va a meter. E Irán no puede meterse sin un aliado que le recompre. Estados Unidos lleva jotas, pero además juega con las cartas de Japón y las de Corea del Sur, puesto que solo quiere echar de la mesa a Corea del Norte. Así que lo más probable es que Kim se atreva a pegar con un par de sietes, creyendo por su inexperiencia que realmente lleva algo, y se quede solo mientras EE.UU. se lleva todo el bote. 


viernes, 15 de marzo de 2013

Sentiros vivos.


Bob Dylan referente cultural años 60
Hablemos de verdades absolutas, de verdades a medias, de verdades a secas. Hablemos de hombres, de mujeres y del mundo que construyen. Hablemos de la realidad, la percibida, la auténtica y la configurada. Hablemos de ética y moral, de la de los poderosos, de la de la plebe, y la propia. Hablemos de igualdades desiguales, o de sistemas opresores. Hablemos del nuestro. O del suyo. Hablemos con miedo, con valentía, con ira, con rabia, con amor. Pero hablemos.

Sintamos nuestros propios sentimientos, los del otro, y los del que no siente. Sintamos la indignación del revolucionario, el acomodamiento del rico, y la tristeza del solitario. Sintamos la vida, sintamos la muerte, la propia y la ajena. Sintamos con la razón, o el corazón, con la lucidez del loco, o con la locura del sensato. Sintamos lo que decimos y lo que callamos. Sintamos

Pensemos, antes de actuar o después. Pensemos en el ayer, en el hoy y en el mañana. Pensemos con la barriga, con la vista, o con la cabeza. Pensemos en el pobre, y en su colchón de cartón, o en el rico y su mansión de avaricia. Pensemos más que el listo que nos roba y menos que el tonto al que robamos. Pensemos en nuestras palabras, y en nuestros sentimientos. Pensemos lo que sentimos y digamos lo que pensemos. Pensemos en la liberación no en la subordinación. Pensemos en la revolución de nuestras mentes, no en el acomodamiento de nuestras ideas.

Imaginemos ser el pobre, no nos pudramos como el rico. Imaginemos ser el borracho, heroinómano o deportista. Imaginemos ser el que mata o el matado. Imaginemos ser  el niño del balón, el adulto del maletín, el joven de la perversión, o el abuelo y su bastón. Imaginemos otros mundos. Imaginemos la paz, sintamos la guerra, pensemos en nuevos mundos, hablemos del cambio.

En definitiva, pensemos en el mundo del futuro, sintamos la pobreza, el hambre y la desigualdad, hablemos para concienciar, imaginemos cuales son las opciones que más nos gustan.  Y dejemos de no vivir para sentirnos vivos, para comprender la felicidad y la tristeza, la locura y la sensatez. Ampliemos nuestras fronteras. Callemos para reflexionar, las palabras son baratas porque las soltamos sin más, han perdido su valor, se deben revalorizar, que no caigan en la nada, el silencio puede aportar, lo que las palabras estúpidas no supieron callar.

sábado, 9 de marzo de 2013

Hablemos de Chávez...


Para unos, socialista, para otros Comandante, para unos, dictador, para otros, presidente. Escribo estas líneas funestas para el difunto, reales como el fin de todas las vidas. Venezuela ha triplicado su tasa de asesinatos desde que Chávez llegó al poder, un país rico en petróleo. En el que se llevan asentando durante 10 años las bases de una revolución, que se consolida en los corazones venezolanos pero no en el tiempo.


Chávez, el puño es el símbolo de ALBA
Hugo Chávez fue militar y presidente de Venezuela desde el 2 de febrero de 1999, hasta el día de su muerte.  Populista y demagogo, se equivocó de bando.  Con una energía desbordante y una sincera entrega a los más débiles de su país.   Formaba parte de esos líderes latinoamericanos antiimperialistas. Junto con los Castro, Evo Morales, José Mujica y Correa. Al más puro estilo Guevara intentaba mover a la masa empobrecida de su país, hacía una revolución. Como decía Galeano “La división internacional del trabajo consiste en que unos países se especializan en ganar y otros en perder. Nuestra comarca del mundo que hoy llamamos América Latina, fue precoz: se especializó en perder desde los remotos tiempos en que los europeos del renacimiento se abalanzaron a través del mar y le hundieron los dientes en la garganta”. Y revolucionó la vida de casi todos ellos para bien o para mal. Las empresas privadas se marchaban al oír el discurso capitalista, y si no fuera por los barriles de Brent a 99$, Venezuela hubiese perecido por culpa del daño colateral de enfrentarte a solas contra la globalización, contra el capitalismo, contra los líderes del mundo libre.

Tenía un concienciado discurso Marxista, que aprendió durante su estancia en la cárcel. Fue encarcelado en 1992 por encabezar un fallido golpe militar contra el presidente Carlos Andrés Pérez. En la cárcel, Jorge Giordani –profesor marxista de economía y planeamiento social de la Universidad Central- le dio clases, y Chávez las transformó en una tesis sobre cómo convertir su movimiento bolivariano en Gobierno. Lo consiguió, una revolución democrática, 10 años gobernando, 13 elecciones ganadas. Elecciones democráticas según la ONU.

Sabía que los Castro eran de su mismo pelaje y las relaciones entre los dos países fueron muy fuertes desde el principio. Chávez tenía a dos referentes políticos, uno era Simón Bolívar, que tras campañas violentas consiguió liberar a buena parte de Sudamérica de la España Colonial. El otro fue Castro, decía que era el Bolívar de la era moderna. Y colaborar con él no era buena idea si hablamos de geopolítica. Castro tiene muchos enemigos. Pero creo que ellos hablaban de revolución y por eso se entendían.  Colaborar con un país sumido en la pobreza desde el final de la Guerra Fría, Cuba. Un país que sigue manteniendo la educación, sanidad y cultura mientras sus presupuestos se desmoronan. Nuestros economistas dirían que hay que recortar. Un país que desde que empezó la alianza entre Chávez y Castro, en el inicio del siglo XXI, consiguió un despegue de su economía. 

La estratégica alianza consistió en compartir. Desde 2001, Venezuela enviaba cargamentos de petróleo a bajo precio a cambió de los servicios de miles de maestros, médicos e instructores deportivos cubanos, con el fin de llevar a cabo lo que Chávez llamó “Misión Milagro”. Según el Center for Economic  Policy and Research estadounidense, la pobreza venezolana se ha reducido en un 50% desde 2004 y la extrema pobreza, en un 70%. En ocho años el número de universitarios en Venezuela se ha duplicado y varios millones de personas han accedido por primera vez a la sanidad y a una vivienda gratuita. Dejando tras de sí uno de los presupuestos más desequilibrados del mundo, con un déficit de casi 20% del PIB y una deuda casi el doble que la de 2008. Castro pierde a su principal aliado, y la revolución atemporal pierde a su comandante. Juzguen ustedes mismos. Hoy hablamos de Chávez, hablemos de Venezuela, mañana.

lunes, 4 de marzo de 2013

Magritte

"Odio mi pasado y el de los demás. Odio la resignación, la paciencia y el heroísmo profesional y cualquier sendíbleria forzosa. También odio las artes decoraticas, el folklore, y la publicidad, la voz de los locutores, el aerodinamismo, los boyscouts, el olor a naftalina, la actualidad y la gente borracha. Me gusta el humor subversivo, las pecas, las rodillas, el pelo largo de las mujeres, las risas de los niños en libertad, una jóven corriendo por la calle. Deseo el amor que vive, lo imposible y las quimeras. Temo conocer con exactitud mis limites." René Magritte
El imperio de las luces (1954)