Bob Dylan referente cultural años 60 |
Sintamos nuestros propios sentimientos, los del otro, y los
del que no siente. Sintamos la indignación del revolucionario, el acomodamiento
del rico, y la tristeza del solitario. Sintamos la vida, sintamos la muerte, la
propia y la ajena. Sintamos con la razón, o el corazón, con la lucidez del
loco, o con la locura del sensato. Sintamos lo que decimos y lo que callamos.
Sintamos
Pensemos, antes de actuar o después. Pensemos en el ayer, en
el hoy y en el mañana. Pensemos con la barriga, con la vista, o con la cabeza.
Pensemos en el pobre, y en su colchón de cartón, o en el rico y su mansión de
avaricia. Pensemos más que el listo que nos roba y menos que el tonto al que
robamos. Pensemos en nuestras palabras, y en nuestros sentimientos. Pensemos lo
que sentimos y digamos lo que pensemos. Pensemos en la liberación no en la
subordinación. Pensemos en la revolución de nuestras mentes, no en el
acomodamiento de nuestras ideas.
Imaginemos ser el pobre, no nos pudramos como el rico.
Imaginemos ser el borracho, heroinómano o deportista. Imaginemos ser el que
mata o el matado. Imaginemos ser el niño
del balón, el adulto del maletín, el joven de la perversión, o el abuelo y su
bastón. Imaginemos otros mundos. Imaginemos la paz, sintamos la guerra,
pensemos en nuevos mundos, hablemos del cambio.
En definitiva, pensemos en el mundo del futuro, sintamos la
pobreza, el hambre y la desigualdad, hablemos para concienciar, imaginemos
cuales son las opciones que más nos gustan. Y dejemos de no vivir para sentirnos vivos,
para comprender la felicidad y la tristeza, la locura y la sensatez. Ampliemos
nuestras fronteras. Callemos para reflexionar, las palabras son baratas porque
las soltamos sin más, han perdido su valor, se deben revalorizar, que no caigan
en la nada, el silencio puede aportar, lo que las palabras estúpidas no
supieron callar.
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