lunes, 6 de mayo de 2013

Crónica del 25-s


Es martes 25 de septiembre, son las 12 de la mañana. Y Benito conduce un Alfa Romeo con más de diez años de historia. En el coche vamos, Ana Lucía, Laura, Ángel y yo. Somos alumnos de periodismo. Vamos a manifestarnos, por nuestros derechos. Y estamos saliendo de Cuenca.

La llegada a Madrid ha sido fácil. Pero hemos tenido que aparcar muy lejos del centro. Hay demasiados coches colapsando está ciudad. Desde lejos hemos visto una nube grisácea que sobrevuela la ciudad. Supongo que será de los coches. Aparcamos en la ciudad universitaria y el metro nos lleva hasta “Sol”. Las dos y poco, y nos morimos de hambre, no hay mucha gente manifestándose, por no decir ninguna. Ésta plagada de turistas y viandantes. ¿Seguro que era hoy?

-Si- dice Laura- Yo tengo un panfleto. A las dos empiezan las paellas populares.
No vemos ninguna así que nos vamos al KFG, comida rápida, barata y como su propio nombre indica rápida. Todo frito y rebozado, es su especialidad y su único plato. La especialización en basura ha sido su mejor estrategia. Laura y yo comemos en la calle, los demás suben al comedor. Con el buen día que hace no sé porque se encierran.

Paseamos un rato para bajar la basura. El congreso está rodeado, de policías. Nos dirigimos a una plaza cercana desde donde se empieza la marcha. Esta lleno, de banderas, personas y cámaras. La gente lo publica en streaming. Me llama la atención, las nuevas tecnologías abanderan la libertad de información. Enfrente de la plaza, una calle. Con cuatro carriles, y una fila de policías separándolos. Los manifestantes empiezan a ocupar el carril que se ha quedado libre de coches, la calle se dirige a Neptuno, nuestra entrada a rodear el congreso. Los policías nos vigilan. La gente canta y grita. Hemos llegado a Neptuno pero no se puede avanzar más, la calle está cortada. Hay dos bloques de personas, separados por una fila de policías formando una U  desde la bocacalle. Hay muchos medios, tanto freelance, como medios importantes. Quiero ir más adelante. Conseguimos hacernos hueco. Estamos enfrente de la fila de policías. Todos con su casco y su porra, y su pistola. Nos sentamos delante de ellos. Estamos cansados. Intentamos que los de alrededor también se sienten. No quieren. Transcurren las horas, llega más gente.

-el pueblo unido jamás será vencido.- grita la plaza, Ángel también grita.  Mientras, una lluvia de Freshbees cae sobre los policías.

 La gente se cansa, y se empieza a sentar. La fila de policías se arma con escudos. Se ponen de acuerdo entre ellos y empujan todos a la vez. La gente levantada se tropieza con los que estamos sentados. Me levantó rápidamente e intento parar a la gente. 
-Aguantad, aguantad.- Benito también colabora. Ana consigue levantarse. Ana, Benito y Laura, deciden cruzar la calle. Serán las 9 de la noche. Le prometimos a Benito que a las 10 volvíamos.
-En el semáforo de enfrente en 15 minutos y nos vamos-.Dice.

Hay mucha gente y empieza a haber tensión. Ángel y yo volvemos, ellos se quedan más atrás y ahora sí que cargan. Estoy en segunda fila, Ángel tiene que estar cerca. Las porras impactan contra la tercera fila. Yo me libro me libro, los que me rodean, los polis no se relajan.

A lo lejos un grupo de banderas rojas y encapuchados. Los medios tienen una grúa con cámaras justo encima. Están armando mucho follón. Los encapuchados tienen escudos. Son tapas de contenedores, que chocan contra los escudos de la policía. La policía saca las porras, dividiéndolos quedándose sin la protección que les otorga el grupo. Algunos son arrestados tras un largo forcejeo.  La gente ha retrocedido 20 metros. La fila de policías ha llegado hasta el semáforo. Pero el resto de la plaza está tranquila. Vamos a buscarlos, nuestros amigos estaban en el semáforo.

 Tardamos en encontrarlos, no hay cobertura y en el semáforo no hay nadie. Conseguimos llamarles, nos cuentan que han tenido que correr. Quieren irse. Llevamos todo el día caminando y la cosa no parece avanzar. Ángel y yo, les pedimos tiempo. Y vamos a inspeccionar por al zona que  se ha armado el follón. Llegamos y hay unas cuantas cámaras, y 3 o cuatro manifestantes sentados a mucha distancia de un grupo de policías inquietos. Alrededor gente preparada para huir. Nos sentamos, aunque hay un ambiente tenso. Un hombre se acerca a los policías. Lleva puesto unas botas de montaña y unos calzoncillos. En las manos, levantadas, lleva un cártel. No logró leerlo. Todas las cámaras le apuntan, lo que le proporciona total inmunidad. Es un héroe. Benito viene a buscarnos es tarde. Aunque quiera quedarme entiendo tras mucho negociar que hay que irse. En el coche, no digo gran cosa. Al llegar a casa voy directo a mi cama me tumbo.

-Buenas noches-dice Ángel.
Me he quedado dormido.

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