La noche del 14 de marzo había sido larga, y las ojeras
marcaban mi rostro y el de mi compañero de revolución Gabriel Ponce. A las 11
de la mañana teníamos la conferencia organizada de Nuevas Utopías. Para
protestar por este mundo injusto, nos encerramos durante toda la noche en la
Facultad de Periodismo junto a otras once personas. No hubo tiempo para dormir,
entre talleres y palabas se diluían las horas, como las ganas de volver a
encerrarse.
Cartel conferencia |
Fuimos los primeros en llegar a la puerta, toda la noche
esperando, que menos. Y el conserje nos abrió la puerta, propuso acceso al Gallinero, porque vio que
íbamos cargados con la cámara de video, la
cámara de fotos, el trípode…No dude ni un instante un palco privado donde acomodarme,
para nosotros solos. Subimos, colocamos la cámara, encuadramos la imagen, y
como a esa distancia el sonido no llegaba, colocamos una grabadora en la mesa
de ponencias, fuimos precavidos. Y a dormir.
Fue imposible, demasiado café tal vez, así que muy a mi
pesar, me puse a escuchar. Ya me había perdido la presentación del profesor
Antonio Fernández, que presentó la conferencia acordándose de nosotros, los del
encierro. Esto fue lo que dijo.(enlace) Así que cuando quise darme cuenta ya
estaba hablando Francisco Jarauta, el primer conferenciante.
Todo el mundo tuiteaba, las mejores frases se comprimían en
los 140 caracteres. Y poco a poco se fue tejiendo una masa de tuits muy
semejantes, que se peleaban por ver quien publicaba primero, la mejor frase de
Jarauta. Así es como se vivió la conferencia en Twitter (enlace) Pero el
Jarauta real tenía muchas más frases que el citado en Twitter. Sus frases,
hiladas, hablaban de las personas enfrentándose a este mundo cambiante. Lo
describió como “si pasase delante de nosotros un tren de alta velocidad, y
nosotros intentásemos subirnos una, dos, tres veces y nunca lo cogemos”, el
tren se refería a la época en la que vivimos. De esta inadecuación entre el esfuerzo por adaptarnos y el deseo que promueve ese esfuerzo sin
recompensa, ya hablaba Harold Bloom en su libro “The Anxiety of influence” . Jarauta entendía el
mundo pero no entendía está época. Como a todos la velocidad del tiempo le
había sobrepasado.
Cada época sueña la época que desea pero esos deseos son
imposibles de ser realizados, puesto que es imposible predecir el futuro, como
dijo Jarauta, pero mejor escúchenle.
Luego habló Antonio Laguna, decano de la facultad de
periodismo, habló de la oposición entre la utopía y el capitalismo. Sacó su
lado más revolucionario, un lado acotado por la chaqueta de su traje. Y como ya
hizo cuando vino Rosa Mª Calaf, le pidió a Jarauta, con las palabras
arrodillada, que volviera a venir.
Luego cogió la palabra Javier Espinosa, profesor de
filosofía de la UCLM, que como Francisco Umbral, él había venido a hablar de su
libro. 20 minutos publicitando su obra “Inventores de la paz, soñadores de
Europa”. Una obra que trazaba un
recorrido por las ideas de paz planteadas por diversos pensadores a lo largo
del siglo XX.
El último orador fue Jose Ramón Álcala, que para demostrar
que él tren de alta velocidad del tiempo no le había dejado en el andén, habló
de Chatroulette y lo calificó de utopía. Para mi es la utopía del pajillero
parece que para él también. En un ataque
de sinceridad confesó que él había hecho sexo en chatroulette, y lo que
denominó ciberpolicía lo había pillado, a mí también. Luego supo reconducir la
conferencia con el video “Usar el arte para poner el mundo al revés”. Y
entonces fue cuando me quedé dormido.
La verdad es que muchos compañeros no fueron al encierro, su
vida es demasiado ajetreada, todos
estaban preparando la conferencia, aunque luego se les llena la boca hablando
de lo mal que están las cosas. Y yo, no quería volver a encerrarme después de
esa noche, y si no hubiera sido por la conferencia seguiría pensándolo.
Fernández nos recordó, y Laguna también, Jarauta dijo que la mejor poesía era
la acción. Me preguntó que hubieran en hecho a mi edad.
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